"Tenore di grazia"

Tito Schipa fue considerado como el mejor “tenore di grazia” de su generación. Tras estudiar con Gerunda en Lecce y con Piccoli en Milán, realizó su debut en 1910 en La Traviata de Verdi.

#Cantantes

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Tito Schipa fue considerado como el mejor “tenore di grazia” de su generación. Tras estudiar con Gerunda en Lecce y con Piccoli en Milán, realizó su debut en 1910 en La Traviata de Verdi. Durante los siguientes cinco años cantó en teatros italianos así como en Buenos Aires, llegando a La Scala en la temporada 1915-1916 en el Príncipe Igor y Manon.

 

Habiendo abordado tanto roles dramáticos como líricos, Schipa comenzó a especializarse en los últimos después del gran éxito obtenido en Roma como Des Grieux. Pronto fue reconocido como el legítimo sucesor de De Lucia, Bonci y Anselmi. En 1917 participó como Ruggero en el estreno de La Rondine de Puccini en Monte Carlo.

 

En 1919 comenzó una asociación con la Opera de Chicago que se extendió hasta 1932, después de lo cual cantó por tres temporadas consecutivas, así como en 1941, en el Metropolitan. Durante esa época su repertorio adquirió su forma final, consistiendo esencialmente de Don Ottavio de Mozart y los más graciosos roles de tenor de la ópera italiana, junto con un pequeño grupo francés (Lakmé, Mignon, Manon y Werther).

 

Hasta mucho después de la Segunda Guerra Mundial, Schipa continuó apareciendo frecuentemente en Italia en esos y otros roles, sobretodo como el héroe de L’Amico Fritz de Mascagni. Su último rol en La Scala fue en Il Matrimonio Segreto en 1949. Al año siguiente y en 1952 realizó sus últimas apariciones en Roma (en Werther y El Barbero de Sevilla), mientras que en 1954 cantó una vez más en el Colón de Buenos Aires, así como en su ciudad natal. Curiosamente nunca apareció en el Covent Garden y en 1957 realizó una exitosa gira de concierto por Rusia.

 

La voz de Schipa no era poderosa pero estaba muy bien emitida y era empleada con exquisito gusto y talento. El timbre atractivo e inconfundible se adecuaba perfectamente a la ternura, la melancolía o la nostalgia, así como a la elegancia del Questa o quella del Duque de Mantua. Su fraseo musical era refinado y su enunciación un modelo de claridad y sensibilidad. Tales cualidades quedaron plasmadas en numerosas grabaciones, incluyendo una versión completa de Don Pasquale. Schipa escribió una autobiografía en 1961.

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